Un día más a la saca de los pasados. Y parece, encima, que ha sido un día perdido: poca concentración, ninguna conclusión, y, en difinitiva, un día-busca-trabajo, aciago y sin resultados.
Sin embargo, como en otras ocasiones, puede que un buen final apantalle una trayectoria triste. Y es ahora, cuando recuerdo que "nunca el tiempo es perdido" ; frase de uno de esos pocos sabios que cantan.
Y yo al menos, me lo creo. Al final siempre se saca algo en limpio si se observa con la suficiente perspectiva.
Y ya que estamos en el mundo de las creencias, también opino que estos momentos supuestamente de tiempo perdido, están vinculados al egocentrismo. Éste, a veces me recuerda a las pantallas cónicas que a algunas mascotas se les ponen y que inherentemente limitan la amplitud de visión.
Y como nadie es indispensable, salvo para sí mismo, qué más da lo que hagas o concluyas, para el resto del mundo. El egocentrismo cierra el círculo y motiva la valoración de los días, de las acciones, de las conclusiones.
Ha habido que esperar al ocaso para evitar un nefasto vacio de ideas. Menudas gilipondieces.
lunes, 11 de junio de 2007
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